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viernes, 20 de enero de 2023

ENTREVISTA: La Agencia EFE (España) entrevista a Joan Lara Amat y León sobre la situación actual de Perú (17/01/2023)

La Agencia EFE (España) entrevista a Joan Lara Amat y León sobre la situación actual de Perú (17/01/2023)


La Agencia EFE, la principal agencia estatal española de noticias para España, América Latina y el mundo, ha entrevistado sobre la situación actual de Perú a Joan Lara Amat y León catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y director del Equipo DEMOS UNMSM (17/01/2023).

La entrevista ha sido publicada en diversos medios de España, América Latina y del resto del mundo. A fecha del 24/01/2023 había sido publicado en:

TELEVISIÓN:


PRENSA DE ESPAÑA Y AMÉRICA LATINA:
PRENSA DEL RESTO DEL MUNDO:

 



ENTREVISTA SOBRE LA SITUACIÓN ACTUAL DE PERÚ (17/01/2023)



Entrevistado: Joan Lara Amat y León es catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y director del Equipo DEMOS UNMSM.


Entrevistador: Gonzalo Domínguez Loeda es corresponsal de la Agencia EFE (España) en Perú.


 

El nudo gordiano de las protestas peruanas.

(Entrevista a Joan Lara Amat y León)


Lima, 18 de enero de 2023 (EFE - Gonzalo Domínguez Loeda).-

El hilo que siguen las protestas de Perú se ha ido enredando con el paso de las semanas hasta enmarañarse en vueltas y revueltas. Cada vez que alguien trata de tirar de uno de sus cabos, más se aprieta y más difícil se antoja una solución a unas demandas más complejas y con soluciones más enrevesadas.

Las protestas comenzaron en diciembre pasado, tras el fallido autogolpe del entonces presidente Pedro Castillo, pero se puede seguir su rastro mucho más atrás, en un país en el que la crisis de la representación parece haber alcanzado su cénit.

“En el caso de Perú hay un proceso continuo de tensiones no resueltas, un elemento muy fuerte de desigualdad económica, social, política y cultural, de todo tipo. Son elementos permanentes y que hace que el país esté desestructurado”, explica a EFE Joan Lara Amat y León, catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).

Ante esa situación, considera “que en la política peruana se busca muchas veces a un salvador porque está esa idea de la república pendiente”.

Esa deuda estructural es la que emergió en diciembre pasado, cuando fue destituido un presidente que, a pesar de su intento de golpe de Estado, era visto por muchos como una oportunidad para cerrar las brechas y al que veían como un reflejo en el espejo en muchas regiones.

En buena medida, explica Lara Amat y León, también director del equipo Demos de investigación en temas de ciudadanía, esas fallas se han profundizado en Perú porque su democracia padece una debilidad perenne de los partidos políticos.

“Los partidos tienen el nombre de partidos, pero pasan a ser una especie de partidos propietarios, hay una persona propietaria de ese partido, incluso el mismo partido puede cambiar de distintas opciones políticas según las elecciones”, sostiene.

Y agrega: “Apenas tienen militantes, muchos de los políticos más profesionales son los más ligados a corrupción o a la desafección política”.

Esa situación deriva en que “por un lado va la política oficial y por otro las demandas ciudadanas”.

Además, “se ha cortocircuitado ese canal de comunicación entre la ciudadanía, asociaciones, tipos de partidos políticos con militantes que recojan” las demandas ciudadanas y eso llegue al Congreso“, lo que deriva en que la política tome otros derroteros.

Es entonces cuando el descontento ciudadano ante los problemas estructurales llega a niveles elevados y el estallido está garantizado, una tónica habitual en la política peruana de los últimos años.

50 MUERTES EN UN GOBIERNO

La gran diferencia en esta crisis son las 50 muertes desde que estallaron las protestas contra el Gobierno de Dina Boluarte, la sucesora de Castillo. Son 41 manifestantes y un policía los que han perdido la vida, además de ocho personas más que han fallecido a consecuencia de los bloqueos de carreteras que se han extendido por todo el país desde diciembre.

En este contexto, a Perú se le han comenzado a ver las costuras. Son muchas las fracturas que vive el país andino, más allá de la habitualmente mencionada entre Lima y el resto de la nación.

“Lo que ha ocurrido es que no ha habido una política de país, ha habido un fuerte fraccionamiento al hilo del proceso de descentralización (...) En el caso peruano, cuando las instituciones son débiles, cuando el Estado es escaso y la presencia de un Estado en el territorio también es escasa, esos procesos no han llevado a un fortalecimiento de las regiones olvidadas, sino a un acentuamiento de esa fragmentación”, añade Lara Amat y León.

Por eso, ve necesario, para superar la situación, “pensar en otros niveles” de integración económica que incluyan “elementos políticos, sociales y culturales”, pues, si no se hace -advierte-, “las estructuras del divorcio están latentes”.

EL RIESGO DE EJERCER DE FARAÓN

Ante todo nudo gordiano, siempre surge la tentación de optar, como Alejandro Magno, por cortarlo en lugar de deshacerlo y, por eso, el catedrático de la UNMSM, advierte que, “a corto plazo la situación es inestable”.

Inicialmente, advirtió “un enrocamiento del Ejecutivo y Congreso” con una presidenta débil como Dina Boluarte, cuya renuncia es la primera exigencia de los manifestantes.

Es decir, se presenta “una visión fuertemente autoritaria de la política y, en términos de recepción de las reivindicaciones, prácticamente nula”. “Si no hay diálogo real, la única opción que queda en la política es la represión”, apostilla. 

Frente a esa posición, son numerosas las voces que han comenzado a escucharse y que reclaman optar por el diálogo y escuchar a una ciudadanía cansada ante el enrocamiento perpetuo al margen de unas protestas que este jueves amenazan con llegar a Lima con fuerza.

Pese a ello, el Gobierno asegura que está dispuesto a abrir canales de diálogo con interlocutores válidos de los manifestantes que, hasta ahora, asegura no haber encontrado.

¿Y si no se dialoga? “El problema es cuántos muertos estamos dispuestos a soportar, cuantos muertos puede soportar un régimen que quiera llamarse democrático”, concluye el catedrático de la UNMSM.

domingo, 24 de marzo de 2019

ARTÍCULO: Joan Lara Amat y León (La República) - Democracia sin ciudadanos, ciudadanos sin democracia (25/03/2019)

POLÍTICA

Democracia sin ciudadanos, ciudadanos sin democracia

 Joan Lara Amat y León.

Filósofo Político y Politólogo. Docente e Investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Investigador de la Universitat de Barcelona (UB).


LA REPÚBLICA, 25/03/2019

 

¿Por qué viviendo en democracia [*] (así se denominan nuestros regímenes políticos y así lo proclaman los políticos) sin embargo vemos continuamente a los ciudadanos en las calles invocando su derecho a la protesta ante unas instituciones en las que no se sienten representados?

Para comenzar a responder, pensemos cómo la palabra “democracia” parece desgastada de tanto uso, pero sobre todo de tanto olvido, que provoca que se convierta en una metáfora con la que invocar múltiples y contrarios significados, la misma palabra para realidades políticas tan diferentes, y alejadas de su origen. Gran parte de la ciudadanía no llega a ser consciente de esa variedad de significados que oculta una batalla política y sus diferentes formas de entender lo común.

Aunque quizás debiéramos empezar por el principio. En su origen griego “democracia” designaba a un régimen político en el que los ciudadanos participaban en deliberaciones políticas y tomaban las decisiones por igual. Aristóteles añadía una importante reflexión: la democracia también era el gobierno de “los muchos”, es decir, de la clase social baja, como opuesto al gobierno de las clases altas, como representaría el gobierno de “uno” (monarquía) o el gobierno de “los pocos” (oligarquía). Es cierto que en aquella democracia ateniense quedaban excluidos de la política grandes sectores de la población: los esclavos, las mujeres y los extranjeros. No era un régimen perfecto, ni mucho menos, pero sí nos ha legado la idea valiosa de que merece la pena el autogobierno de los ciudadanos.

Para los demócratas republicanos, que recogen el legado de la democracia clásica, la democracia sigue siendo ese espacio político donde los ciudadanos se realizan, se construyen en las deliberaciones sobre lo común. Donde la libertad es la expresión de la participación en los asuntos públicos, donde se construye tanto lo público como a la propia persona. La autorrealización pasa por la participación en los asuntos públicos y no solo en los privados.

En cambio, para los demócratas elitistas, la democracia es un sistema de selección de élites, como diría Schumpeter, que buscan su legitimidad en el proceso electoral. En esta concepción prima la apelación a las pasiones frente a la razón, el mensaje publicitario frente al proyecto político, y en cada proceso electoral se rompen los récords del coste de la campaña. En esta visión de la política, las instituciones representan por sí mismas a la democracia, y los ciudadanos parecen sobrar o ser un obstáculo. Parecen decir: ¡Qué bien funcionarían las instituciones democráticas… si no fuese por los ciudadanos…!

Por las razones expuestas, el ciudadano ha de estar atento cuando un político pronuncie la palabra “democracia”, debe poder identificar a qué modelo representa: republicano o elitista. El ciudadano ha de aprender a reconocer y distinguir el acento del político que defenderá el gobierno de “uno” o de “los pocos”, de aquél que se preocupará por el gobierno de “los muchos”.

La democracia requiere necesariamente de un buen diseño institucional que sepa llevar la voz de los ciudadanos a sus representantes, pero no todo es diseño institucional, la calidad de la ciudadanía es fundamental para el funcionamiento democrático de la propia ciudadanía. Y la calidad de la ciudadanía implica aspectos económicos, sociales, políticos y culturales. Es imposible pensar en una ciudadanía de calidad con grandes diferencias sociales o sin formación y educación en los asuntos públicos, ambos elementos son necesarios para una deliberación democrática.

Los ciudadanos deben tomar la responsabilidad de su formación política y acercarse a los debates y a los medios de comunicación que informen sobre los proyectos políticos, y alejarse de aquellos medios que encuentran en la política otro espacio más para el espectáculo o el simulacro.

Tanto en Lima como en Barcelona la crisis de representatividad es un grave problema que alienta neopopulismos excluyentes que promueven el odio. Por ello, es necesario entender el divorcio entre ciudadanía e instituciones y la necesidad de una “democratización de la democracia” y de sus instituciones para que la palabra “democracia” tenga algún significado realmente democrático.

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[*] Este tema ha sido desarrollado en el artículo académico:

Lara Amat y León, Joan (2018). Las pasadas elecciones democráticas no han tenido lugar: por una democracia razonable. Cuadernos de Ética y Filosofía Política. Revista de la Asociación Peruana de Ética y Filosofía Política (ASPEFIP), n° 7, pp. 123-135. (https://drive.google.com/file/d/1sJSzzt1tPggMBV-KSvEEMqHXZRUopVmw/view)


Fuente: https://larepublica.pe/politica/1437428-democracia-ciudadanos-ciudadanos-democracia