Las razones del desplome de Forsyth y el fenómeno Lescano. ¿Y si gana Acción Popular?
Publicado en demos-unmsm.blogspot.com el 14/02/2021
La encuesta de Ipsos hoy muestra pocos hechos claros y
deja más preguntas que certezas. Hay casi un quíntuple empate por el primer
lugar. Pero sí hay dos hechos claros que muestran esta encuesta: La caída de
Forsyth y el ascenso de Lescano. Lo primero se explica porque el candidato de
Victoria Nacional está naufragando en su propio éxito, es decir uno de sus
atributos era ser identificado como alguien alejado del establecimiento
político, ser una figura joven y fresca para la escena política hizo que mucha
gente se identificara con él, pero cuando la gente esperó que ya en campaña
esos atributos sean traducidos en una candidatura coherente, con un norte claro
de lo que se quiere hacer con el país más allá de las frases hechas y sobre
todo con propuestas disruptivas o potentes, más allá del espectro desde donde
se ubique, la candidatura del ex futbolista se golpea con algo que no podrá
solucionar ni con los mejores asesores: su mediocridad.
Y es que Forsyth no solo es un candidato limitado para
una performance política, sino que su capacidad intelectual no parece ir más
allá de decir frases futboleras, esas que esperas escuchar de un futbolista
todos los fines de semana después de un partido. En un país donde los
personalismos en política pesan mucho, su figura nueva y ¿carismática? podría
haber jugado a su favor en un primer momento, pero ahora le juega en contra
porque no ha sabido, y no veo cómo obre un milagro, revertir sus limitaciones
personales y políticas, ni traducirlas en una candidatura que genera esperanzas
y emoción. Su desplome obligará a que sus asesores lo lancen al ruedo mediático
tratando de hacer un control de daños por cada intervención e intentarán
compensar exponiendo al político más profesional de su campaña, Jorge Nieto. El
naufragio de esta candidatura parece ir consumiéndose y en el horizonte no se
avizora ninguna virtud del candidato que pueda revertir esto.
El otro hecho a analizar es el ascenso de Lescano, que
ya se advertía desde la última encuesta de IEP. El candidato de Acción Popular
(AP) logra despuntar en el sur, en desmedro probablemente de Guzmán y de
Verónika Mendoza, esta última aún con un apoyo importante en esta zona del país
lo que hace prever una disputa interesante que escalará en las próximas semanas
y que se inclinará con alguno de estos dos candidatos, puesto que son, por sus
características, los que mejor representan las demandas del electorado del sur
y el perfil disruptivo por el que suelen votar en esta zona del país. Lescano
ha sabido comunicar una agenda antiestablishment a los votantes más
disconformes: nueva constitución, crítica al modelo-sin desligarse de él ojo-
creación de empresas estatales y mayor intervención del Estado son parte de
esta agenda que se complementa con una agenda conservadora en materia de
derechos, es conocido el conservadurismo de Lescano que lo llevó a presentar un
proyecto de ley para prohibir la pornografía, además es un político profesional
a tiempo completo -algo que raramente se valora en el Perú. Varias veces
congresista y confrontacional con el apro-fujimorismo en el Parlamento- habrá
que revisar si sus votaciones se condicen con esto- le dieron este activo muy
importante dado los altos índices de antiaprismo y antifujimorismo.
El personalismo de Lescano y lo que representa, en un
país donde, como hemos dicho, es fundamental este rasgo, está jugando a favor
de su candidatura. Lescano, además postula con un partido tradicional, que
posee recursos, experiencia de gobierno y arraigo electoral. Este arraigo es producto de la maleabilidad de AP en los
diferentes procesos electorales, que logra que los votantes de diferentes
espectros se identifiquen con dicho partido.
AP de la mano de Belaunde, fue reformista y estatista
en los 60, en tanto que en los 80 viraron hacia la derecha, encumbraron a
Manuel Ulloa-el empresario más poderoso de ese entonces- a ser el político más
decisivo en la etapa inicial de este gobierno, además cogobernaron con el PPC y
ensayaron los primeros intentos de las políticas ortodoxas neoliberales en el
Perú, sin mucho éxito, por cierto. En resumen, AP es una malagua ideológica,
que en cuanto se ha encumbrado al poder tiene serios problemas de
gobernabilidad puesto que las facciones partidarias no parece que remaran
siempre del mismo lado anteponiendo sus intereses por sobre la gobernabilidad.
Hoy el
escenario no parece diferente, existen dos facciones en AP, la primera liderada
por Raul Diez Canseco, Manuel Merino y Vitocho es la facción más poderosa,
tiene recursos, influencia en los medios y aunque no lograron colocar el
candidato presidencial, han encumbrado a sus representantes con los números más
privilegiados de las listas congresales. La otra facción, de Lescano y Mesías
Guevara, es menos influyente, pero ante el desprestigio de la primera facción
por el paupérrimo gobierno de Muñoz y la intentona golpista de Manuel
Merino-representantes de la primera facción- lograron colocar el candidato
presidencial, gozan de legitimidad en las bases, pero estas al final tienen
poca repercusión en mover los hilos más trascendentes y delicados del partido.
Estas contradicciones pueden ser acalladas durante la
campaña, dado el rápido ascenso en las encuestas de Lescano- que le asegura a
la facción poderosa mucha influencia y poder en el Legislativo- habrá, sin
lugar a dudas, una “convivencia democrática” durante estos meses, pero de ganar
Lescano, no cabe duda que la facción con poder torcerá todos los pequeños y
limitados intentos de reforma-porque eso son, pequeños intentos- por parte de
Lescano y su facción.
Con mucha probabilidad tendremos un ejecutivo en
constantes contradicciones con su bancada y un Presidente que tendrá que ceder,
sin mucho esfuerzo, a la facción poderosa y a los poderes fácticos del país en
contraposición con sus bases y sus votantes que genuinamente esperan un cambio
de verdad si apuestan por esta opción electoral. Así, nuevamente saldrá a
relucir el problema histórico de AP que es la inestabilidad gubernamental, que
solo logrará que se repita un capítulo ya conocido en la Historia del Perú: el
fracaso y mediocridad de los gobiernos de Acción Popular.
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